Reflexiones de abril


Bruselas ha obtenido el papel del guardia de los presupuestos nacionales. Gracias al voto por la mayoría del Parlamento Europeo, el 12 de marzo, una directiva obliga a los estados miembros de la zona euro a someter  sus proyectos de presupuesto a Bruselas antes de presentarlos a su propio parlamento nacional. El objetivo es la vigilancia antes para poder evitar cualquier desliz presupuestario y, en consecuencia, una nueva crisis de la deuda. O sea, la idea es poner los estados con finanzas públicas desequilibradas bajo tutela a fin que estos últimos no pongan en peligro el conjunto de la eurozona. También habrá sanciones contra los estados que no tengan en cuenta las recomendaciones de la Comisión.

¿Seguridad o electoralismo populista ecológico?

La DGT esta preparando unos cambios en el código de la circulación y uno de los temas polémicos es el uso del casco para los ciclistas en la ciudad. Varios ayuntamientos importantes han votado en contra del uso obligatorio. ¿Porque tanta oposición ha este cambio? ¿Por qué los ayuntamientos intervienen en el debate? Hay que saber que los grandes ayuntamientos han montado uno negocio generalmente privado para el alquiler de bicis. Claro, el uso obligatorio haría bajar el número de alquileres por ser poco práctico tener que llevar un casco bajo el brazo todo el día… y en consecuencia el negocio no estaría tan jugoso. “Money is Money”. Por otra parte, también han gastado un montón de dinero en construir carriles de bicis para parecer “ecologistas” y claro, ya no se podría justificar tanto por la bajada en el uso de la bicicleta.

La pregunta no es la de la bajada o no en el uso de la bicicleta en la ciudad sino si es realmente necesario por razones de seguridad o no. Cuando se obligó al uso del cinturón de seguridad en los coches, se intentó por todos los medios retrasarlo con múltiples excusas. Finalmente se aprobó, y ahora la experiencia ha demostrado lo positivo de la medida para salvar vidas. Aunque al principio era engorroso ponérselo y se tardó en acostumbrarnos, ahora ya es un automatismo. Si realmente el uso del casco en ciudad puede salvar vidas o trastornos graves, no se puede discutir la obligatoriedad, aunque unos digan que en ciudad la velocidad es limitada y el riesgo mas bajo. Quiero recordar que en ciudades el bordillo es una arma mortal si se da con él y que el asfalto es muy duro. El año pasado presencié un accidente mortal de un ciclista mayor sin casco al chocar con un coche cuando cruzaba, por el carril bici, en la rotonda del Paseo Marítimo delante del Club Náutico de VNG. Para los coches, el uso del cinturón no tiene que ver con la velocidad, en ciudad aunque se vaya a 30 o 50 km/h hay que ponerlo como en la carretera a 120. Así que menos demagogia y más base científica en las decisiones.

hristian Jousseaume
Simpatitzant d’EUiA Vilanova

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